Viernes, 3 de abril, 2009.
No es “damas y caballeros, con ustedes KISS”, ni “Lo que todos ustedes estaban esperando, los fabulosos KISS”. La cosa es así: “Allright Santiago! You wanted the best, you got the best. The HOTTEST BAND IN THE WORLD! K I S S ! ! !
Se notaba que iba a ser una noche de aquellas. En la micro me encontré con un loco terrible de loco, de esos que escuchan metal extremo pero no pueden faltar a un buen concierto rock and roll. Hablamos del recital de Maiden de la semana anterior, de lo genial que había sido, de lo bacán que se había escuchado. El me dijo que estuvo todo el rato adelante, que le pego como a 4 chascones y que casi se acrimina con uno (obviamente le creí la mitad del discurso).
Nos bajamos de la micro y fuimos directo al super (un ekono). ¡Penca! No estaban vendiendo cerveza. Caminamos y encontramos una boti, compramos una escudo y muy sueltos de cuerpo nos fuimos con la cerveza en la mano camino al estadio. No pasaron ni 10 metros y desistimos del plan A, los pacos andaban muy pacos, dimos media vuelta y decidimos buscar un lugar cercano para darle el bajo a nuestra bebida. El único lugar disponible era detrás de unos arbustos. El lugar ya estaba ocupado por otros 2 locos en la misma parada (pero ellos con latas). Como buenos hermanos rockeros no hicieron atado y nos invitaron a unirnos a la dinámica etílica. Ya cumplido el rito me fui con el loco terrible de loco y estos dos locos (mucho mas piola), hablando de la posible venida de AC/DC a fin de año (“Si weon! Sería la raja esa wea” y cosas así). Llegamos al estadio, muy lindo a todo esto, y nos metimos a la cancha. El loco terrible loco dijo “ya compadre, yo me voy para adelante a pelear, el que quiere me sigue”, ninguno de los 3 lo seguimos. Los otros dos locos más piola se quedaron en la mitad de la cancha, sacando fotos y cosas, yo me iba para adelante, lentamente.
No sabía que había una banda telonera. Era racimo. Los cachaba de nombre nomás. Lo mejor de todo fue que la hicieron corta.
Se acercaba la hora.
En 10 minutos antes de que empiece el concierto te pones nervioso porque ya sabes que el grupo está detrás del escenario. No como media hora atrás que capaz que todavía estuvieran en el hotel, o quién sabe dónde. Miras a tú alrededor y todas las caras (en este caso, muchas de ellas pintadas) se ponen tensas. La gente comienza a moverse nerviosamente, a saltar, a apretujarse. Se escuchan cosas como “Se viene, se viene”, “ya pues weon oh, salgan luego” y “ya estamos listos, último tema y se apagan las luces”
Qué gran sensación cuando se apagan las luces.
Se van las luces, un leve silencio y por fin escuchas lo que has esperado toda la noche: “Allright Santiago!!!! You wanted the best!, you got the best! The hottest band in the world!!! KISS!!!!!!!” Comienza “Deuce” y te vuelves un animal. Es hora de saltar, maldecir y corear uno de esos temas que nacieron para ser tocados en estadios. Kiss entrega una versión fuera de serie, los fuegos artificiales (que volvemos a ver una y otra vez durante todo el show), el despliegue escénico y la clásica coreografía final de Gene, Paul y (esta vez) Tommy. Magnifico.
Así fueron desfilando éxito tras éxito. Pasaron Strutter, Got to Choose, Hotter Than Hell, Nothin’ to Lose, C’mon and Love Me, todos ejecutados a la perfección. Mi segundo momento preciado fue el momento de escuchar una de mis canciones favoritas de Kiss: Parasite. Fue la séptima en aparecer y sonó justo como lo esperé. Para ese instante supongo que el loco terrible de loco ya se había pasado para cancha vip y los otros locos mucho mas piola me los imaginaba en el mismo lugar en que los dejé, a la mitad de la cancha, sacando fotos. Yo ya estaba bien cerca, me movía con la masa pero siempre procurando ir hacia adelante.
Luego vino She, el extraordinario solo de Tommy Thayer, con interpretación de la sinfonía n° 5 del gran Ludwig Van (como diría Alex Delarge) y una guitarra cargada de fuegos artificiales.
Cada vez más adelante. Ahora, a mi izquierda un grupo de “dieciseisañeros” y a mi derecha, un Gene Simmons moreno, como de 30 y tantos.
Siguieron 100.000 Years, Cold Gin, Let me go Rock n Roll y la poderosisima Black Diamond. Justo cuando la noche no se podía poner mejor, suenan los acordes de la única e indiscutible canción reina de todos estadios del mundo. ¡Rock and Roll All Nite! Y viva la catarsis colectiva. En ese momento te agradeces por haber comprado la entrada, las 25 lucas mejor gastadas de tu vida, sin duda. Te sientes parte de un todo. La masa que antes se movía de forma incómoda, ahora lo hace de a grupitos, todos abrazados, saltando y coreando el clásico “I wanna rock and roll all nite, and party everyday”. Yo no fui la excepción, y creo que nadie en ese estadio se sintió apartado, éramos todos un solo ente que se sorprendía que gritaba fuerte en cada explosión de fuegos artificiales y se rendía ante estos cuatro monstruos del rock. Sin duda el punto más alto de toda la noche.
Un rato para descansar, que se hizo demasiado corto (todos estábamos cansados, pero queríamos gozar mucho más) y los rockeros salen nuevamente a escena para tirar toda, TODA la carne a la parrilla. Solo exitazos: Shout it Out Loud, Lick it up, un solo de Gene a 6 metros de altura simplemente monstruoso, con levitación y sangre incluida, I Love it Loud y la excelentísima performance de I Was Made For Loving You. Todo esto para dar paso al momento más emocionante de toda la noche para los que estuvimos en cancha: La interpretación de Love Gun, con el show de Paul Stanley, volando por sobre nuestras cabezas (para los que quieran captar este momento: http://www.youtube.com/watch?v=4DAub4LMpWw porque yo no me atrevo a describir cómo fue ese momento).
Todo termina con Detroit Rock City, un perfecto adiós para el que sin duda ha sido el mejor show al que he asistido. Unos músicos notables, un espectáculo de primera línea, Gene Simmons con una voz que definitivamente me sorprendió (yo pensaba que cantaba a penas, pero para nada, canta la raja en vivo) y Paul Stanley adueñándose de la multitud.
Espero que cumplan la promesa de venir el próximo año, de ser así compraré cancha vip.

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